Iván Rojas Solís (IV FPEJ) Diócesis de Alajuela
“Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para usa de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la guía de la justicia y con la compañía de la caridad.”14 Para los padres conciliares este principio se basa en el origen primigenio de todo lo que es bien es el acto mismo de Dios; al crear al mundo y al hombre, le ha sido dado para su trabajo y goce de frutos. Es aquí donde está el primer destino universal, “satisfacer las necesidades del hombre”15, ese es el primer don de Dios. Sin embargo, la problemática es aún más complicada; la actuación concreta del hombre ante este principio lo lleva a diferentes contextos culturales y sociales que implican una precisa definición de modos, límites y objetos que lastimosamente no tocan el sentido de pertenencia de cada uno.
Hablamos de aquellas manifestaciones donde los hombres nacen simplemente con el descarte de las cosas, asegurar su justa y ordenada manipulación; dicho desorden culmina en la decadencia individualista. Estamos inmersos en otros esquemas superficiales meramente relativos y subjetivos y de poco interés. Caemos en una incapacidad de asumir positivamente las justas actitudes de poseer y de las que el mismo Jesús predicaba para no caer en ellas (cf. Mc 1,12-13; Mt 4,1-11; Lc. 4,1-13).
La enseñanza social de la Iglesia es clara en decir: “reconocer la función social de cualquier forma de posesión privada… no debe el hombre tener las cosas exteriores que legítimamente posee como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que lo aprovechen a él solamente, sino también los demás”16. Por ejemplo, cuando hablamos de la propiedad privada este elemento debe ser correctamente entendido, desde la postura de que, la propiedad debe ser en bien de los bienes que son accesibles a todos por igual, de manera que todos se conviertan, al menos en cierta medida, en propietarios, y excluye el recurso a formas de “posesión indivisa para todos”. Dice Santo Tomas de Aquino: “la multiplicidad y la variedad proviene de las intenciones del primer agente, que quiso que lo que falta a cada cosa para representar la bondad divina, fuera suplido por las otras”17
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14 CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes (07 de diciembre de 1965) 69:AAS, 433.
15 JUAN PABLO II, Carta Encíclica Centesimus annus, 31: AAS 83 (1991) 843.
16 CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes (07 de diciembre de 1965) 69:AAS, 433
17 STO. TOMAS DE AQUINO, Summa Theologiae I, q.47, art 1.68
Seminarista: Iván Rojas Solís (IV FPEJ) Diócesis de Alajuela