“La devoción costarricense al corazón de Jesús”

¿Ha visto usted un Cristo montado en un vagón de tren? O ¿Quizás en el mercado le han dado una dirección a partir de la imagen del Cristo? Sin duda alguna habrá visto usted el típico cuadro de Jesús mostrando un corazón, que se exponía con cariño en las salas de las casas costarricenses de antaño, pues sí, todas estas son expresiones de culto, piedad y devoción al misterio del amor de Dios manifestado el Sagrado Corazón de Jesús.

El pueblo “tico”, en lo más profundo de sus actos de piedad, ha expresado siempre una predilección hacia la figura del Sagrado Corazón, misma que en el contexto actual se ha visto un tanto desdibujada, pasando a veces a ser la imagen, simplemente una decoración en un centro comercial o pieza de una colección particular, dejando de lado la verdadera realidad del culto al Sagrado Corazón de Jesús.

Para entender un poco la devoción al Corazón de Jesús en nuestro país es necesario partir del origen ¿Dónde nace esta devoción?

Primeramente debemos decir que esta expresión devocional nace desde los primeros siglos del cristianismo, fundada fuertemente en la “transfixión” de Jesús en la cruz, cuando el soldado le atraviesa el corazón con una lanza, haciéndole manar sangre y agua; no obstante este origen, la devoción toma fuerza con los acontecimientos acaecidos en Paray-le Monial, Francia, en el junio de 1675, cuando el Señor Jesús se aparece a Santa Margarita María de Alacoque y pide que en el viernes de la octava de la solemnidad del Corpus Christi, se instituya una fiesta donde se honre y se repare su Sagrado Corazón, herido e injuriado por los pecados.

Ahora bien, en nuestro país se palpa aún hoy, una sensibilidad particular por esta devoción, misma que encuentra su punto más alto en el año 1921, cuando el primer Arzobispo de San José, Don Rafael Otón Castro y Jiménez consagra la Arquidiócesis de San José al Sagrado Corazón, voto solemne que se extendería posteriormente al país completo.

Esta devoción, muy difundida entre el clero por los padres alemanes (sacerdotes de la Congregación de la Misión que servían de formadores del Seminario Central), se ve grandemente manifestada entre el pueblo costarricense en el siglo XIX y XX, particularmente en actos de piedad popular, como la entronización y consagración de los hogares al Corazón de Jesús, el patronazgo del mismo en los mercados y en el ferrocarril costarricense, las guardias de honor, entre otros; a esto el profesor José Aurelio Sandí, de la Escuela de Historia de la UNA explica: 

La jerarquía y pueblo fiel demostraban al unísono su devoción al Corazón de Jesús. Este deseo externado por la Santa Sede generó que el fiel católico residente en Costa Rica se apropiara del culto y lo hiciera parte de su cotidianidad. Dicha devoción fue utilizada para nombrar hijos, entronizarla en casas de habitación y hasta dar gracias por haber librado de peligros a los fieles. Dicha devoción cuenta y contará con una larga lista de experiencias de fe tanto en el mundo como dentro de la piedad popular del católico residente en Costa Rica.[1]

¿Y hoy? Merece la pena que, a las puertas de la clausura del jubileo por el 350° aniversario de las apariciones en Francia, nos cuestionemos sobre nuestra devoción, volver al encuentro con Cristo y su expresión más alta de amor, el sacrificio del Calvario. El amor del pueblo de Costa Rica al Sagrado Corazón de Jesús, fortalecido desde antaño en las familias ticas, no ha cesado, sino que significa para la nación una piedra fundante de la piedad y de la identidad “tica”que lo ama, porque en esta patria que nunca ha tenido un rey, reina Jesús por siempre y reina su corazón.


[1] José Aurelio Sandí Morales, El culto al Corazón Jesús entre finales del siglo XIX e inicios del XX (II Parte), Eco Católico.

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